jueves, 21 de julio de 2011

Y ahora, ¿qué hacemos?

Gráfico 1. Proyección de ingresos por cotizaciones y pago de pensiones

El gráfico 1 es la representación de una realidad crítica y, sin duda, una de las más evadidas en los círculos de opinión en Colombia.
Dicho gráfico muestra las proyecciones del Departamento Nacional de Planeación (DNP) para los ingresos esperados por cotizaciones y los pagos esperados por concepto de pensión. Para el año 2010, se hace más que evidente la existencia de una brecha entre los ingresos y los gastos del sistema pensional en Colombia. No obstante, a partir de este año, las proyecciones sugieren una ampliación de la brecha. A raíz de ésto, surge una pregunta apenas lógica: ¿Por qué el déficit?
En cursos de política fiscal se enseña algo llamado la equivalencia ricardiana. Esta teoría argumenta que el déficit fiscal no afecta el nivel de producto de la economía debido a que el único medio de financiación del gasto público, son los impuestos. De la misma forma, el déficit pensional sólo puede ser financiado por más ingresos; esto es, ampliar la base (aumentar los años de cotización) o aumentar la tasa de aporte. En la equivalencia ricardiana, el tipo impositivo medio (el impuesto medio que se cobra) se mantiene constante suponiendo un ciclo económico estable y equilibrio fiscal (impuestos=gasto público). Sin embargo, la aplicación de equivalencia ricardiana no tiene en cuenta algo: en Colombia no se supo (o no se sabe) cómo administrar la plata.
El déficit pensional es causa de los contratos descentralizados sin fuente clara de financiación. los incumplimientos en los pagos, las mayores obligaciones que impuso la ley 100, los cambios en la pirámide poblacional y los grandes regímenes especiales. Ésto, bajo el supuesto de honestidad absoluta de los funcionarios públicos; esto es, los ingresos, en su totalidad, se usaron para financiar el gasto.
De esta manera, la única foma de financiar el déficit pensional es con más ingresos. A pesar de ello, los recursos del FONPET (Fondo de Pensiones de las Entidades Territoriales) no han sido suficientes. Así, la posibilidad de una reforma pensional apuntaría a un aumento de la edad de jubilación o un aumento en la tasa de aporte al sistema. 
Y ahora, ¿qué hacemos? La respuesta es esperar. Tarde o temprano el GNC se verá obligado a reformar el sistema pensional en procura de algo de estabilidad.
Es claro que no es una política ideal, pero los errores del pasado cuestan. Y, lo más claro, es que existe un horizonte y una restricción intertemporal; es decir, seremos los jóvenes de hoy los encargados de asumir el costo de una pésima administración de los recursos en el pasado.

PD: 1. La posibilidad de una reforma pensional fue planteada en una versión preliminar del plan de desarrollo 2010-2014, pero por presiones de la opinión pública, el DNP y el GNC lo eliminaron en la versión definitiva.
2. A continuación, un gráfico que muestra el cambio en la pirámide poblacional colombiana (el envejecimiento de la población es un grave problema para la estabilidad del sistema pensional).

Gráfico 2. Distribución relativa de la población por edades en Colombia

jueves, 14 de julio de 2011

La economía de mercado: una fabulilla

Traducido y adaptado de Robert Heilbroner, The Making of Economic Society (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall, 1962), págs. 14-16.

La organización de la sociedad en mercados es una organización que, en forma realmente sorprendente, le permite a la sociedad asegurar su aprovisionamiento de bienes y servicios, apelando en un mínimo a la tradición o al autoritarismo.

Como vivimos en una sociedad regida por mercados, somos propensos a tener como cosa normal la naturaleza misteriosa – de hecho, casi paradójica – de la solución de mercado al problema básico de toda economía: qué producir, cuanto producir y para quien producir. Pero supongamos por un momento que pudiéramos actuar como asesores económicos de una sociedad que no ha decidido aún que sistema de organización económica va a adoptar. Supongamos, por ejemplo, que somos llamados como consultores a uno de los nuevos países que están surgiendo en África.

Podemos imaginarnos a los dirigentes de ese país diciendo, “Siempre hemos tenido un modo de vida muy ligado a la tradición. Nuestros hombres se dedican a la caza y al cultivo de los campos y cumplen con sus tareas tal como se les enseñó desde pequeños, con la fuerza del ejemplo y las instrucciones de sus mayores. Algo sabemos también de lo que se puede hacer teniendo una autoridad que determina todo lo que se hace en nuestra economía. De ser necesario, estamos listos para firmar un decreto que obligue a muchos de nuestros hombres a trabajar en proyectos comunitarios que fomenten nuestro desarrollo nacional. Dígannos, ¿hay alguna otra forma en que podemos organizar nuestra sociedad de manera que funcione exitosamente – o, mejor aun, más exitosamente?”

Supongan que nosotros respondemos, "Sí, hay otra forma. Organicen su sociedad como una economía de mercado".

"Muy bien", responden los dirigentes. "¿Qué le decimos a la gente que debe hacer? ¿Cómo los asignamos a sus distintas tareas?"

"Ese es el meollo del asunto", responderíamos nosotros.

"En una economía de mercado a nadie se le ordena que haga una tarea. La idea de fondo de una economía de mercado es que a cada persona se le permite decidir por si misma qué hacer".

Cunde entonces la consternación entre los dirigentes. "¿Quieren ustedes decir que no se asignan unos hombres a la minería y otros a la ganadería? ¿No hay forma de seleccionar algunos para que desempeñen labores de transporte y otros para tejer telas? ¿Ustedes proponen que permitamos que la gente decida esto por sí misma? ¿Pero, qué ocurre si no deciden correctamente? ¿Qué ocurre si no aparecen voluntarios para ir a las minas, o si nadie se ofrece como ingeniero de ferrocarriles?"

"Pueden ustedes estar tranquilos", les decimos a los dirigentes. "Nada de esoocurrirá. En una economía de mercado todos los puestos de trabajo serán ocupados porque será ventajoso y conveniente para la gente llenar esas vacantes".

Nuestros interlocutores aceptan esto con miradas de incredulidad. “Miren”, dice finalmente uno de ellos, "supongamos que aceptamos su consejo y permitimos que la gente haga lo que le plazca. Ahora hablemos de algo importante, digamos la producción de telas. ¿Cómo exactamente determinamos la cantidad correcta de producción de telas en esta ‘economía de mercado’ de ustedes?"

"Ustedes no la determinan", respondemos.

"No?!! Entonces, ¿cómo sabremos si se produce suficiente tela?"

"Habrá suficiente tela", le replicamos. "El mercado se encarga de eso".

"Entonces, ¿cómo sabremos que no se producirá demasiada tela?", pregunta con aire triunfal.

"Ah, pero es que el mercado se encargará de eso también".

"Pero, ¿qué es este mercado que hará todas estas cosas maravillosas? ¿Quién lo maneja?"

"Ah, nadie maneja el mercado", respondemos. "Se maneja por sí solo. De hecho,‘el mercado’ no existe como tal. Es simplemente una palabra que usamos para describir la forma en que la gente se comporta".

"Pero creía que la gente se comportaba como quisiera!!".

"Y, en verdad, así es", contestamos. "Pero no teman. La gente querrá comportarse de la manera como ustedes desean que se comporte".

"Mucho me temo", remata el jefe de la delegación, "que estamos perdiendo el tiempo. Creímos que ustedes estaban pensando en una propuesta seria. Pero lo que ustedes sugieren es una locura. Es inconcebible. Buen día, señores." Y con gran dignidad la delegación se pone de pie y sale del recinto.


El costo de la crisis ha sido excesivo...

Estimación de costos de estabilización financiera y crecimiento de la deuda pública como % del PIB.

Deuda pública en las economías avanzadas


Deuda pública en las economías emergentes

Fuente: FMI

viernes, 1 de julio de 2011

Lo que "es" pero no es

Hoy, de pura casualidad, encontré el plegable publicitario de un fondo de empleados que informaba a sus afiliados sobre las nuevas tasas de interés que cobrarían de acuerdo a la modalidad de crédito.
La información era la siguiente:


En la tabla anterior se muestra, en la primera columna, la modalidad del crédito, seguida del monto máximo del préstamo en unidades de SMLMV, el plazo del crédito en meses, la tasa Efectiva Anual y, en la última columna, la tasa Efectiva Mensual.
Precisamente, es esta última columna la que causa curiosidad. Según esta información, la tasa Efectiva Mensual es el resultado de dividir, por 12 (meses), la tasa Efectiva Anual pactada.
Una de las cosas que se enseñan en matemáticas financieras es que las tasas efectivas no se dividen. Siguiendo a Vélez-Pareja, "a diferencia de las tasas nominales, las tasas efectivas no se fraccionan (no se dividen por el número de períodos) ni se pueden obtener por la multiplicación de la tasa periódica por el número de períodos. La tasa de interés efectiva es el resultado de obtener la acumulación real o virtual de los intereses periódicos".
Según esto, la forma de cálculo de la tasa efectiva mensual en el fondo de empleados(sobre la que se liquidan los intereses que se pagan) es incorrecta. El cálculo de una tasa efectiva mensual a partir de una tasa efectiva anual se realiza a partir de la ecuación de la tasa efectiva y, después de algunas operaciones algebraicas, queda así:

Tasa Efectiva Mensual = ((1+ Tasa Efectiva Anual)^(1/12))-1

Los cálculos de la tasa efectiva mensual, a partir de la ecuación anterior, se muestran a continuación:


La última columna, titulada diferencial, muestra la diferencia en puntos porcentuales entre la tasa efectiva mensual sobre la cual el fondo de empleados liquida los intereses y la tasa efectiva mensual sobre la cual debería liquidarlos.
La diferencia es positiva. Esto quiere decir que, bajo la hipótesis de que la tasa de interés es la variable que determina el costo de un crédito, el fondo de empleados cobra más intereses a sus usuarios de los que debería cobrar de acuerdo a las tasas efectivas anuales que ofrece.
¿Errores conceptuales?, ¿errores de digitación?, ¿información errónea?

PD: Esta entrada va dedicada, con todo el cariño del mundo, a la persona que más admiro y quiero en la vida: mi mamá, quien un día dijo "hijo, los bancos nunca se equivocan".