lunes, 25 de abril de 2011

The New Keynesian economics and the output-inflation trade-off


Mankiw, Ball, Romer et al, intentan dinamizar las explicaciones keynesianas de la economía interpretando, desde su escuela de pensamiento, los resultados de Lucas y las críticas a las teorías keynesianas.

Los neo-keynesianos intentan explicar los ciclos y fluctuaciones económicas en el corto plazo, a través de la rigidez de precios y salarios.

La idea base de la economía keynesiana es que las fluctuaciones de la producción surgen en gran medida a partir de las fluctuaciones de la demanda agregada nominal y que estos cambios en la demanda tienen efectos reales porque los salarios y precios nominales son rígidos en el corto plazo. En los 70’s y 80’s muchos se alejaron de la economía keynesiana y se adentraron en nuevos modelos con precios y salarios flexibles. Aun así, la economía keynesiana avanzó y encontró rigideces nominales en el corto plazo, donde los choques de demanda tienen efectos reales en la economía.

¿Cuál fue la crítica a Keynes? La evidencia empírica no contrastaba adecuadamente con las rigideces nominales.

Por ésto, Mankiw et al miden la relación entre la inflación promedio y el tamaño de los efectos reales de los shocks nominales por medio de la pendiente de la curva de Phillips de corto plazo.

En principio, los costos de menú y los argumentos keynesianos sobre la poca flexibilidad de los precios en el corto plazo parecen insuficientes (los argumentos de la economía keynesiana se basa en salarios de eficiencia, contratos a largo plazo, contratos con proveedores, etc.).

El asunto clave es que estos fenómenos implican rigideces de los salarios reales y los precios, mientras que la teoría keynesiana depende de las rigideces nominales en salarios y precios y las rigideces reales no son ningún impedimento para completar la flexibilidad de los precios nominales, ya que el ajuste completo de un shock nominal no requiere ningún cambio en los precios reales.

El trabajo de Mankiw et al muestra que no es costoso reducir las rigideces nominales en el escenario de competencia imperfecta.

En la primera sección de este paper los autores dan razones para fundamentar la rigidez de los precios y los salarios.

Una de ellas es que existen externalidades para el ajuste de los precios. Una recesión, por ejemplo, causada por una restricción monetaria, significaría para una empresa la reducción de la demanda de su producto y la disminución de ingresos operativos. La empresa podría volver a su curva de demanda disminuyendo el precio, y de igual forma, la economía volvería a un nivel estable si todas las empresas disminuyeran sus precios para atenuar la recesión. Sin embargo, las empresas creen individualmente que no pueden acabar con la recesión y no disminuirían su precio sin tener la certeza de que su competencia hará lo mismo. El resultado de esta externalidad es la continuación de la recesión y la continuidad de altos precios.

La segunda razón es la importancia de las rigideces reales; aunque las rigideces reales no son un impedimento para la flexibilidad nominal, Ball y Romer demuestran que un alto grado de rigidez real (respuesta de salarios y precios real ante cambios en la demanda real) aumenta las fricciones nominales.

Por último, los autores promueven la idea de que todos los precios y salarios no se ajustan al tiempo; es decir, los precios y salarios de una economía se ajustan individual y paulatinamente, de tal manera que el nivel general de precios varíe con lentitud ante cambios en la demanda.

domingo, 24 de abril de 2011

Del Barón D'Holbach

Aforismo de Paul Henri, barón D'Holbach
"Si volvemos a los inicios de las cosas, encontraremos siempre que el miedo y la ignorancia crearon los dioses; que la imaginación, el éxtasis y el engaño los embellecieron; que la debilidad los venera; que la costumbre los disemina; y que la tiranía los favorece, para beneficiarse de la ceguera de los hombres"

miércoles, 6 de abril de 2011

El argumento de la primera causa

Desde el inicio de la historia de la humanidad, uno de los enigmas que más ha intrigado al hombre, ha sido la creación del universo y el inicio de los tiempos.

Desde polos opuestos han llegado diversas teorías sobre la creación del universo y de la humanidad; por una parte, la ciencia ha buscado empíricamente una explicación racional a la creación y evolución de este mundo. La cosmología física ha hecho los principales aportes en este campo por medio de la teoría del big bang, el estudio de singularidades espacio-temporales y las pruebas de colisión de partículas que buscarían reafirmar los planteamientos teóricos. Por otro lado, la religión ha propuesto el creacionismo, como doctrinas que atribuyen la creación de todo lo existente a un ser superior y muy a pesar de las numerosas religiones que existen hoy en día, los planteamientos ideológicos de ellas coinciden en algo: el argumento de la primera causa o el argumento cosmológico.

El argumento de la primera causa plantea que todo cuanto vemos en este mundo tiene una causa, y que al ir profundizando en la cadena de las causas llegamos a una primera causa, y que a esa primera

causa le damos el nombre de Dios.

Rehilete (1967) de la cartagenera Cecilia Porras, en mi concepto, pretende representar ese argumento cosmológico de la creación del universo por parte de un Dios. Porras, se inició pintando escenas religiosas para satisfacer las creencias religiosas de su padre, y Rehilete confirma su intención de plasmar en lienzo, su verdad.

La pintura es en óleo, y muestra una silueta aparentemente humana con una especie de vara (rehilete) de la cual se desprende una policromía de rojo, verde y amarillo que simboliza el inicio de todo lo que hoy conocemos.

Por otro lado, desde el inicio de la religión y el auge del racionalismo, miles de escépticos han criticado el argumento de la primera causa considerándolo vacio y falto de bases lógicas que lo apoyen.

Por lo general, desde el nacimiento, el hombre nacido en un núcleo familiar o ambiente fundado en la fé de un Dios, acepta implícitamente el argumento de la primera causa.

Aún así, muchos de quienes lo aceptaron en sus primeros años ahora lo critican e invalidan. La pregunta ‘¿Quién lo hizo?’ no puede responderse, ya que casi inmediatamente nace la pregunta ‘¿Quién hizo a Dios?’.

La idea principal de los críticos es que si todo tiene una causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin causa, igual puede nacer el mundo sin una causa aparente, por lo que no hay validez aparente en el argumento de la primera causa.

Una primera aproximación a La creación de Sofía Urrutia, es la apariencia de un mundo aparte al nivel de Dios.

Esta pintura en acrílico sobre lienzo, da la impresión de que Dios no fuera solo un creador, sino también un creado. Las montañas y el agua a su alrededor, inspira a pensar en que hay algo que también está a su nivel, que no está solo y por tanto, es inevitable concluir que no es el único.

Ambas obras, tanto la de Cecilia, como la de Sofía (ambas mujeres creyentes), me inspiraron a pensar en una divergencia ideológica entre las pinturas que probablemente no exista, pero que hizo volar mi imaginación hasta tal punto que llegué a pensar que dos obras en lienzo expuestas en una misma sala, hechas ambas por mujeres, nacidas en un mismo continente, parlantes de un mismo idioma, pudieran estar relacionadas inversamente.